Un editorial de El País (06.01.2019)
Cuba, 60 años después
 
Cuba acaba de conmemorar el 60º aniversario de la Revolución que 
terminó con la dictadura de Fulgencio Batista. Las imágenes de los 
jóvenes guerrilleros por las calles de Santiago de Cuba a principios de 
enero de 1959 dieron la vuelta al mundo y tuvieron un gran impacto 
político internacional durante varias generaciones. La llegada al poder 
de Fidel Castro en el punto álgido del enfrentamiento ideológico entre 
Estados Unidos y la Unión Soviética repercutió en las tendencias 
políticas de los países democráticos ya fuera por rechazo o simpatía 
hacia el régimen de La Habana.
En estos 60 años el panorama político mundial ha cambiado tanto que 
es casi irreconocible. La descolonización africana, la caída y 
desaparición del bloque comunista, la democratización de Latinoamérica, 
el auge económico sin precedentes de China, el hundimiento institucional
 del mundo árabe o la consolidación del proyecto europeo son apenas 
algunos de los importantes hitos que han desfilado por este periodo. No 
obstante, hay algo que no ha cambiado: durante todo este tiempo los 
vencedores de aquella Revolución han detentado el poder en Cuba 
realizando apenas pequeños cambios políticos más por circunstancias 
externas —por ejemplo, el grave perjuicio económico que provocó el fin 
de la URSS— que por convencimiento de la necesidad de apertura del 
sistema hacia una democracia que finalmente nunca se ha producido.
Una constante de estas seis décadas ha sido el enfrentamiento con 
EE UU. Una pugna política y económica —caracterizada principalmente por 
el larguísimo y todavía vigente embargo económico decretado por 
Washington— que en ocasiones se ha deslizado peligrosamente al terreno 
militar. Esta perspectiva cambió con el acercamiento protagonizado por 
Barack Obama y Raúl Castro en 2014. Pero apenas cuatro años después 
aquellas expectativas apenas han supuesto una pequeña mejora. El 
discurso agresivo ha vuelto a instalarse en la Casa Blanca de Donald 
Trump mientras que en Cuba el relevo de poder desde la familia Castro al
 nuevo líder, Miguel Díaz-Canel, todavía no ha supuesto avance alguno en
 libertades.
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