Lo que pasó en la Cumbre de Puerto Varas en junio-julio del 2016 no parece nada anecdótico si se considera que el acercamiento de Argentina a la Alianza del
Pacífico corresponde a una nueva etapa para Latinoamérica.
Primero en esa XI Cumbre de la Alianza del Pacífico se ha cerrado el
periodo iniciado en 2005 en la de Mar del Plata, o sea una década marcada por
las posturas proteccionistas, antiyanquis e izquierdistas de los pesos gordos
de América del Sur.
La presencia de Macri en Chile junto al nuevo presidente peruano que suele
aparecer como el campeón del nuevo liberalismo latinoamericano indica pues que
los bloques de ayer se están formando de nuevo con orientaciones
renovadas : la apuesta por el libre cambio sin ningún arancel y la
conquista de los mercados financieros internacionales aleja a Argentina de
Venezuela y Europa. Esta es la segunda lección de Puerto Varas.
Por fin la derechización de la vida política en América Latina, en un
contexto de decadencia del Mercosur y auge de la Alianza, supone la instalación
de nuevos gobiernos adictos al liberalismo, como el de Temer en Brasil, más
dispuestos a bajar los salarios y contrarrestar a los sindicatos en unas
economías dolarizadas y que aceptan sin remordimientos los altos índices de
desigualdad.
¿Cuánto tiempo durará el vuelco con un México más crítico porque más consciente
de las consecuencias que puede tener la apertura salvaje y sobre todo con las
promesas hechas por el nuevo defensor del proteccionismo que es Donald
Trump ?
Question 2
Cuando la Unión Europea está atravesando una importante crisis de
identidad, cuando el presidente electo de EE UU apuesta por el proteccionismo,
los países de la Alianza del Pacífico han decidido acelerar su proceso de
integración económica. ¿Pura ingenuidad u orientación duradera ?
La verdad es que han cambiado mucho las cosas desde que en la Cumbre de las
Américas de Mar del Plata en 2005 los países de Latinoamérica, con un Kirchner
proteccionista a la cabeza, rechazaran el odiado ALCA. Era la época del
populismo izquierdista en la región, que llegó a alumbrar —por iniciativa de Hugo
Chávez— un proyecto económico propio y una paronomasia, el ALBA. Hoy el
chavismo se desmorona, Brasil ha perdido toda credibilidad y Argentina ya no
mira hacia el Viejo Mundo.
Por eso, once años después y tras la multiplicación de convenios
bilaterales o regionales, México, Colombia, Perú y Chile acogen a Argentina,
que bajo la presidencia de Mauricio Macri ha recuperado el crédito internacional
y se va alejando de un Mercosur afectado por la crisis venezonala y por la
dificultad de éste a corregir sus defectos históricos. Así es la realidad de la
integración latinoamericana : muchos proyectos y muchos grupos que
aparecen y desaparecen en función de una realidad geopolítica.
Mientras el viejo continente, dividido y reticente a profundizar en su
integración, pierde influencia, otras regiones más confiadas y seguras en sí
mismas, están tomando el relevo y rechazan toda idea de decadencia. Ese claro
mensaje de integración recuerda la importancia que confieren los pueblos de esa
zona a lo que siguen considerando como un factor de paz regional y continental,
de desarrollo y legitimidad internacional.
Frente a los grandes desafíos que son la lucha contra la pobreza y el
analfabetismo, las violencias ligadas con el narcotráfico o el calentamiento
global, la mejor respuesta no es el cierre de las fronteras sino la integración
entre naciones no tan diferentes entre sí. Con la condición de que la vuelta a
la ortodoxia liberal no suponga más desigualdades.
Un comentario más de Thibaut (EC2)
Con la decisión de los otros miembros del principal bloque económico del continente de suspender a Venezuela del Mercosur el 1 de diciembre de 2016, la unidad de América del Sur parece frágil. ¿Son el desarrollo y la credibilidad internacional amenazados por las tensiones políticas?
Un comentario más de Thibaut (EC2)
Con la decisión de los otros miembros del principal bloque económico del continente de suspender a Venezuela del Mercosur el 1 de diciembre de 2016, la unidad de América del Sur parece frágil. ¿Son el desarrollo y la credibilidad internacional amenazados por las tensiones políticas?
Primero, el giro político a la derecha de muchos países de América
Latina permite desarrollar la integración económica entre los
países del continente pero también con el resto del mundo. En
efecto, la llegada al poder de gobiernos liberales permite la
apertura económica, la reducción del proteccionismo y la caída del
nacionalismo. Así, es un factor de desarrollo económico y de mayor credibilidad porque los gobiernos actuales colaborarán más
con las grandes economías del mundo.
Pero ese giro político crea también tensiones políticas entre los
países de la zona, como lo muestra el caso de Venezuela. En efecto,
los países del Mercosur intentan sofocar el chavismo y en cierta
medida la corriente bolivariana porque esperan acabar con la última
década que fue la del socialismo suramericano. La destitución de Dilma Rousseff
se inscribe en la misma lógica. Pero esas tensiones políticas
disminuyen considerablemente la credibilidad política de los países
de América del Sur.
Finalmente, esas tensiones y la corrupción amenazan también las
democracias latinoamericanas que son jóvenes y frágiles, lo que va
en contra del deseo de Simón Bolívar, el padre fundador de la
América del Sur libre, que creó en la concentración para hacer
una nación respetable.
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