Hola a todos, estudiantes de ayer, hoy y mañana...

Bienvenido/a en el blog dedicado a la enseñanza del castellano en clases preparatorias del Instituto Saint-Exupéry de Mantes-La-Jolie. Abre los ojos y lo encontrarás todo: programas de literatura y civilización, enlaces para artículos, vídeos o fotogalerías, consejos de lecturas, ideas para ver películas o escuchar música, proyectos culturales a gran escala, diarios y testimonios de estudiantes, sin olvidar unas correcciones...

dimanche 23 avril 2017

España ante el Estado de Autonomías




1-      Según ese profesor de la Universidad Carlos III, ¿qué proyecto necesita España ?


Unas semanas antes de la segunda votación de los españoles en las elecciones generales, José Antonio Gómez Yánez hace un balance de la situación en la que se encuentra España y propone remedios.


Lo que necesita España es sobre todo que los partidos políticos sean capaces de adoptar una postura clara y razonable sobre la resolución de la crisis económica y el nuevo rumbo necesario en materia de organización territorial, competencia económica o relaciones con la UE porque como lo recordaron Felipe González o Francisco Ayala en otros tiempos, lo que resulta urgente es idear un proyecto viable y consensual a largo plazo.


Hoy todos perciben que, pese a los logros, el proyecto de la Transición se ha estancado y ha conducido a un Estado de Autonomías minado por la burocratización, unas Administraciones corruptas e ineficientes, el despedazamiento del sistema nacional de salud y el caos fiscal. Si España se exporta con marcas dinámicas e innovadoras en muchos sectores, los comportamientos político-administrativos tienen que evolucionar y tomar ejemplo en los profesionales del sector privado que triunfan.


Lo que necesita España es menos politización y más pragmatismo para reformar las pensiones, el sistema bancario, los partidos y los sindicatos. Con menos leyes y más eficacia la nación acabará por renovarse.



2-      Hoy el 35,7% de los españoles sigue apoyando el modelo territorial actual, a pesar de toso sus defectos. ¿Cómo lo explica Usted ?


Hoy la mayoría de las Comunidades Autónomas vive con normalidad y orgullo un autogobierno que ha servido, según consenso de la mayoría de políticos y expertos, para impulsar un desarrollo económico y social en toda España, y ayudar a equilibrar las desigualdades entre territorios heredadas de décadas de centralismo. Si una mayoría de los españoles sigue apoyando ese modelo es que éste se ha elaborado en el contexto de la vuelta a la democracia y la integración de España en la Comunidad Europea.


 Por eso resulta imprescindible recordar esa historia reciente a la que muchos españoles están apegados. Así los constituyentes de 1978 quisieron dar respuesta a las demandas frustradas de un mayor autogobierno en territorios históricos como Cataluña, el País Vasco, y en menor medida Navarra y Galicia. Diseñaron un sistema abierto que diferenciaba “regiones y nacionalidades” (y no « nación », tema tabú) con la intención en primer término de que fueran estas comunidades las que recuperaran el régimen estatutario desarrollado durante la Segunda República y que frustró de raíz la Guerra Civil y los siguientes cuarenta años de franquismo. El fallido intento de golpe de Estado, fruto en gran parte de la irritación de los militares por el avance del autonomismo, infundió un considerable temor en las dos principales formaciones políticas de la época, el PSOE y la UCD, y comenzó un proceso de armonización de competencias por arriba de todas las comunidades. Pactos posteriores y reformas sucesivas de los Estatutos han creado 17 comunidades autónomas con competencias muy similares a las de los miembros de un Estado federal: sanidad, educación e impuestos, fundamentalmente.


Dos son los problemas a los que hace hoy frente el diseño territorial de España, y el nudo gordiano solo se deshará si se consigue dar con una solución común a aspiraciones que, en un principio, parecen irreconciliables. Por un lado, son cada vez más las voces académicas y políticas que reclaman cerrar ya una estructura que, por su naturaleza, ha sido permanentemente expansiva. La cuestión es saber cómo se cierra : ¿llegando más lejos como lo propone el PSOE que invita a “avanzar hacia el federalismo con todas sus consecuencias” o sea a poner nombre en el texto constitucional a cada comunidad autónoma, “desarrollar los mecanismos de cooperación institucional” entre el Gobierno central y las distintas Autonomías (el reclamado principio de lealtad federal), convertir el Senado en la verdadera Cámara territorial, lograr una financiación autonómica suficiente, justa y solidaria, y “respetar las identidades diferenciadas dentro de España” ?


Por otro lado existe el rechazo al "derecho a existir" reclamado en Cataluña y latente en el País Vasco. Un término que, desde el lado opuesto, se identifica como un derecho de autodeterminación camuflado que solo correspondería, en derecho internacional, a las antiguas colonias, y que desde el soberanismo catalán se defiende como la expresión última de un principio que, afirman, prevalece sobre la propia ley: el principio democrático. Las Comunidades Autónomas deben ser capaces de adoptar decisiones internas, pero por los cauces legales. En el llamado derecho a decidir está en juego la soberanía, que según establece la Constitución reside únicamente en el pueblo español. El problema reside en que la solución federalista, con su carga igualitaria, no gusta a nacionalistas ni independentistas que en el caso de Cataluña han renunciado a la vía estatutaria y persiguen la secesión. 


            Ahora bien ni el proyecto federalista, proyecto más bien socialista, cuando el PSOE está atravesando una crisis política interna mayor, ni el secesionismo catalán parecen encontrar el eco suficiente para desembocar en algo viable y duradero. Serían dos aventuras con futuro incierto y lo que quiere la mayoría de los españoles es estabilidad y serenidad.

samedi 22 avril 2017

Rajoy, ¿otro Quijote?



1-      Según el columnista, ¿qué papel pretende desempeñar Mariano Rajoy tras el Brexit ?

Con determinación y seriedad pretende actuar Mariano Rajoy tanto en el escenario político español como en la UE. Así se presentó en el Congreso del PPE en Malta, como el más europeísta y confiado en la capacidad de los europeos para sortear la crisis tan económica como moral. Tras el Brexit y ante un porvenir incierto dado el auge de los populismos, sigue creyendo en el proyecto europeo con tal que las naciones queden unidas. Para él, la UE es antes de todo un « ideal noble » que cabe en tres palabras : paz, democracia y solidaridad.

La visión que tiene Rajoy y con él, los dirigentes del PPE es la del « mejor mundo posible ». Para ellos la integración europea es el mejor proyecto para afrontar los desafíos que son las crisis económicas, los flujos migratorios o la seguridad de las poblaciones, las relaciones con Turquía y el Magreb. Cabe insistir en los logros y los avances que han conocido los europeos y recordar que la construcción europea es un modelo para muchas naciones en el mundo como espacio de intercambios y de protección de los ciudadanos.

Lo que pretende hacer el jefe del Ejecutico español es defender una visión entusiasta de la integración europea que tiene que afrontar dos amenazas : La primera es el pesimismo generalizado. Por eso resulta necesario “hablar bien de Europa”, de lo que ha sabido hacer para recuperarse de la crisis y crear empleos. La segunda es el inmovilismo. Aunque los europeos están viviendo una crisis política profunda con el Brexit, aunque arrecia el populismo por todas partes, hay que recordar que la historia de la UE está marcada por una serie de crisis de las que siempre ha sabido aprender.


2-      Según Usted, ¿puede seguir avanzando Europa ?

El filósofo español Ortega y Gasset solía decir que « los europeos no saben vivir si no van lanzados en una gran empresa. Cuando falta… se les descoyunta el alma. » Tras el terremoto que ha podido ser el anuncio del Brexit y la victoria del proteccionista Trump en los Estados Unidos, una se puede preguntar si siguen existiendo grandes empresas para la UE.

La primera ha de ser la consolidación del proyecto europeo para acabar con todas las propuestas secesionistas que seducen a unas poblaciones inquietas ante el auge de las desigualdades sociales y la aceleración de los conflictos internacionales. Lo que le falta al proyecto es coherencia y unidad para responder de forma más colectiva a unas amenazas globales como los ataques terroristas o el calentamiento climático. Más colaboración entre los servicios de inteligencia, la creación de un ejército europeo, más unidad en el desarrollo de las energías verdes por ser una de las prioridades para la humanidad pero también por ser un sector clave de creación de empleos duraderos es lo que esperan las sociedades que no quieren menos sino más Europa. Lo que quieren los europeos es una Europa más social, más protectora y más política.

En efecto, lo que reveló el episodio reciente entre ciertos países europeos y el presidente turco Erdogan es la incapacidad de la UE de presentarse como un espacio cohesionado políticamente. Y la verdad es que existe una verdadera brecha entre las naciones que siguen defendiendo el concepto de democracia y ciertos regímenes como Hungría o Polonia. Por eso se puede contemplar la posibilidad de idear un nuevo espacio, quizá más retringido, en el que se renueve el pacto democrático con el fin de consolidar los derechos fundamentales y la lucha contra la xenofobia, el antisemitismo, las violencias de género o la homofobia. Sin excluir a nadie de forma unilateral, se puede recordar que una nación tiene que respetar la cláusula democrática si quiere permanecer en la UE. Si los miembros del Mercosur suspendieron al Venezuela de Maduro, ¿por qué no hacer lo mismo con las naciones que optan por dirigentes como Viktor Orbán o Andrzej Duda?

Para acabar con el euroesceptismo cabe recordar que la UE ha conocido el periodo de paz más largo de la historia del continente y que en vez de acabar con un proyecto incompleto o imperfecto, queda una solución más simple que consiste en reformar para mejorar. Si se considera que la UE acaba de cerrar la página de la transición que le ha permitido pasar de la guerra a la paz, ¡que entre en la nueva etapa de la consolidación con determinación y esperanza !





samedi 15 avril 2017

Lo que no pudo hacer Hollande...

A pesar de la crisis de 2008 y sus consecuencias en la vida cotidiana de los españoles, ¿cómo se explica que Mariano Rajoy sea por segunda vez Presidente de Gobierno?

     Tras las elecciones del 20-D y el 26-J, tras una crisis institucional de casi un año, Mariano Rajoy repite como Presidente de Gobierno. A pesar de la política de austeridad que condujo durante su primer mandato (2011-2015) marcado por la multiplicación de los casos de corrupción en el seno de su propio partido, el PP, y pese a su personalidad "gris", sigue siendo el mandatario en España. Así que uno se puede preguntar: ¿Qué le ha permitido repetir en la función?

     Primero me parece que Mariano Rajoy es la personalidad más digna de respeto de su partido. Inspira más confianza que sus colaboradores o adversarios del PP que se pasaron el tiempo criticando su falta de carisma y eso desde su primera participación en los comicios en 2004. Además no carece de empeño y determinación como se ha notado en la última década en la que luchó contra Esperanza Aguirre o Rodrigo Rato para seguir dirigiendo el PP. Lo que ha logrado es forjarse una imagen sólida que tranquiliza a los que temen el radicalismo y consideran que la política no es una aventura como la que propone Podemos, afirmando por ejemplo que "Lo único serio al final en la vida es ser serio."
     Pero su éxito se debe también a la crisis del PSOE que ha sufrido gravemente de la precipitación de Sánchez en enero de 2016 al aceptar la investidura sin tener los apoyos necesarios ¡cuando Rajoy le había dicho no al Rey! Sólo necesitaba paciencia el popular para que se convocaran nuevos comicios y para que se repitiera el episodio con el final que se conoce, la abstención de los diputados socialistas y el apoyo de los 32 diputados de Ciudadanos. La verdad es que la política de recortes que impuso no le sirvió nada al PSOE y no se produjo la alternancia que podían acarrear unas medidas impopulares como el mayor ajuste que había conocido la democracia española con la subida del IVA, la supresión de la paga extra de Navidad para los funcionarios, la reducción en un 10 % del subsidio de desempleo a partir del sexto mes de percepción...

     Hoy Rajoy tiene temas candentes que solucionar como la crisis soberanista en Cataluña o el futuro del Estado de Autonomías. En Versalles, se presentó como ardiente defensor de la UE junto a Hollande y Merkel. El político más "gris" de la democracia española parece tener una receta milagrosa y sobre todo un genial consejero en comunicación . A ver lo que hará el que dijo un día "A veces la mejor decisión es no tomar ninguna decisión, que también es tomar una decisión."

Paul (EC1) + EDM




samedi 8 avril 2017

¿Reforma para la cuestión catalana?

     Las elecciones autonómicas de 2010 y la Diada de 2012 plantearon de nuevo la cuestión catalana con el auge vertiginoso de un fuerte espíritu de independencia, de ruptura y desconexión respecto a España. Sin embargo el problema de Catalunya ya existía en los años ochenta. Veremos pues cómo éste se ha convertido en el desafío mayor de la España actual.

     A partir de 1978, la Carta Magna garantizó en España el Estado de Autonomías. Mientras que el catalanismo político clásico permitió que Catalunya alcanzara objetivos razonables a partir de la Transición Democrática como el obtener - siempre en la base del consenso - amplias competencias políticas, lingüísticas y culturales, se desarrolló un fuerte nacionalismo catalán impulsado por CiU que gobernaba la Generalitat con el líder carismático Jordi Pujol. Desde hace 35 años, España debe hacer frente a las exigencias de los partidos nacionalistas catalanes que han intentado crear las condiciones de una conciencia nacionalista con la finalidad de separarse de las demás CC AA. Ahora parte de la población catalana se ha hecho víctima de un adoctrinamiento instrumentalizado por los media y la escuela, y el independentismo catalán se desarrolla cada vez más, particularmente a causa de la crisis económica. La cuestión catalana es hoy un problema mayor para España pues supone una potencial reforma de la Constitución, lo que exige un esfuerzo común cuando los separatistas ya no se interesan en un futuro junto al Estado central considerado como opresor y derrochador.

     Al fin y al cabo, aunque el independentismo no se revela mayoritario en las elecciones catalanas, esa cuestión es, a pesar de todo, importantísima en España, dado que se trata de un nacionalismo basado en mentiras y falsedades - especialmente en el dominio fiscal - que hay que seguir combatiendo en las urnas.

Jeanne S. (EC1)
Según un artículo de Francesc de Carreras publicado en La Vanguardia (28.12.2016)

 
     Aunque Iñaki Gabilondo considera la reforma de la Constitución como una "ilusión ilusa" al recordar que tal proceso necesita diálogo permanente, base consensual y deseo de compartir un futuro común - lo que parece haber desaparecido actualmente entre el Estado central y los separatistas catalanes - la verdad es que la Carta Magna necesita adaptarse a las nuevas exigencias de la sociedad española. Yo dejaré de lado la cuestión de la sucesión al trono que Felipe VI ha planteado en parte al designar ya a Leonor como Princesa de Asturias para interesarme en la necesidad imperiosa de la reforma del Estado de Autonomías.

     La propuesta que hizo la Constitución de 1978 se inscribía en el contexto de la Transición Democrática, tras casi cuarenta de centralismo franquista que había congelado los primeros intentos de descentralización republicana. El Estado de Autonomías pretendía proponer un término medio entre la afirmación del carácter "indivisible" de la nación española y el reconocimiento de las especificidades culturales arraigadas en la lejana historia peninsular. Lo más progresista del proyecto era considerar que ya no existían derechos particulares a la Autonomía sino que se podía imaginar una nueva organización territorial con competencias que negociar entre el Estado central y las CC AA que se fueron  creando por vía rápida en cuanto a las comunidades históricas y por vía lenta para las otras. Casi cuarenta años después, se ha alejado el espíritu de la Transición consensual y el Estado de Autonomías se hace el blanco de muchas críticas: trazado injusto de las fronteras que borraba ciertas aspiraciones como la de los leoneses, multiplicación de la corrupción con la creación de un nivel más de autogobierno, auge de los partidos nacionalistas con el fin de instrumentalizar el "hecho diferencial", propensión de las comunidades históricas a exigir siempre más en nombre del "nunca menos que ellos"...

     Claro que desde 2010 los separatistas catalanes esultan muy presentes en todos los canales que les permiten defender el proyecto del referéndum sobre la independencia de Catalunya cuando en el País Vasco la opción radical parece ceder terreno. Sin embargo lo que parece considerar la mayoría de los catalanes entre los que están los castellanoparlantes y cuantos forasteros viven en Cataluña por varias razones es que el proceso separatista impulsado por Artur Mas y Carles Puigdemont parece seductor pero peligroso. Seductor ya que se basa en unas referencias permanentes a las injusticias fiscales y económicas de las que sería víctima Cataluña y peligroso porque nadie es capaz de indicar claramente lo que sería el futuro de Cataluña en la UE. El Catexit no puede ser el Brexit. En ese clima de incertidumbres y tensiones y con el temor a la "balcanización" de España, resulta evidente que la reforma ya no es una opción para los que optan por la secesión pero quedan los otros, ¿no?

     Por eso parece hoy urgente que el Estado central tome un nuevo rumbo para salvar lo que puede salvar del modelo ideado en 1978 mediante una reflexión global sobre lo que se puede mejorar en el sistema. Así sería necesario encontrar de nuevo el camino de la negociación para alcanzar un mayor nivel de autogobierno para todas las CC AA con el traspaso de nuevas comptencias en el dominio fiscal o/y jurídico con la meta de otorgar los mismos derechos a todos los territorios. Eso conduciría forzosamente o no a la creación de otro tipo de Estado, quizá no un Estado de Autonomías sino un Estado de tipo federal capaz de regular las varias iniciativas. Para alcanzar tal objetivo resulta imprescindible abrir más espacios de negociaciones y debates entre el Estado y las CC AA y sin duda darle más realce al proyecto de José Luis Zapatero de Conferencias de los Presidentes Autonómicos que arrancó en 2004. Otro espacio de debates se haría el Senado, ideado como cámara de diálogo y debate institucionalizado (sobre la política de España y sus relaciones con la UE) para mantener la cohesión más allá de los particularismos que generan conflictos. Yo estoy entre los que piensan que un "Bundesrat español" es posible.

     Pero yo no soy española y la verdad es que los sondeos más recientes muestran que la propuesta de cambio constitucional dirigida hacia la formación de un Estado federal resulta, desde la perspectiva de la opinión pública, divisiva, con dos grupos empatados al 50% si se excluye a los que no tienen opinión. Es improbable que logre su objetivo de canalizar el conflicto en Cataluña obteniendo a la vez un consenso social en el resto de España. Estos son los resultados ahora, cuando los que proponen esa reforma federal no han pasado a la fase de concretarla y se presenta solamente como un lema de los partidos de izquierda, como si la fórmula federal implicase obviamente alguna distribución específica de competencias. Si este debate llegase a plantearse efectivamente y hubiera que dar respuesta a las preguntas clave, por ejemplo ¿tendrán los eventuales Estados federados más o menos competencia que las actuales Comunidades Autónomas? o ¿tendrán todos ellos la misma competencia sobre sus ingresos fiscales que tienen ahora el País Vasco y Navarra?, los ejes del debate pasarían a ser otros, básicamente los mismos que llevan tantos años ocupando el espacio público de la discusión sobre la ordenación territorial del Estado. Al hilo de eso hay que recordar que, excluyendo a Cataluña, en la media del resto del territorio español los “centralistas” (27%) superan en número a los “descentralizadores” (22%) y que la mayor parte (43%) prefiere dejar las cosas como están.

     Son precisamente esos resultados los que permiten comprender la situación de bloqueo en la que parece encontrarse España actualmente. Mientras no evolucione la reflexión al nivel nacional sobre lo que ha de ser España dentro de 10 o 20 años, no avanzará el proyecto reformador. Ojalá el proyecto de ruptura de los nacionalistas catalanes no conduzca entretanto al divorcio definitivo.

EDM

http://www.elperiodico.com/es/noticias/politica/anteriores-conferencias-presidentes-autonomicos-5732532 

http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2017/01/17/cataluna-pais-vasco-boicotearan-hoy-cumbre-presidentes-autonomicos/0003_201701G17P6991.htm