La sociedad española debe sentirse especialmente orgullosa
de haber conseguido, sin traumas, la consolidación de un marco político y
social que le ha permitido avanzar y ejercer un papel relevante en la
escena internacional al cumplirse 40 años de las primeras elecciones
democráticas después del régimen autoritario salido de la Guerra Civil.
Cuatro décadas marcadas por una voluntad de reconciliación y consenso
que han conformado el carácter ético de una nación que dejó atrás los
agravios, las luchas fratricidas y las tentaciones totalitarias. Pero
esta conmemoración no debe teñirse de nostalgia. Debería servir para
ratificar la voluntad común de los españoles de revivir la misma
experiencia que hizo posible la Transición y que se refleja en nuestro
texto constitucional.
Juan García. Cáceres.13.08.2017
En Cartas al Director
El País
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