Síntesis
La
postura de Juan Claudio Ramón acerca de la propuesta de referendo de
independencia en Cataluña como condición previa de Podemos a una coalición con
el PSOE resulta tajante : sería una catástrofe para el Estado español por
varias razones y entre ellas la imposibilidad de afirmar que los catalanes
anhelan esa independencia o quieren expresarlo mediante el voto.
Le
parece no sólo inútil y peligroso por ahondar la fractura social entre parte
del sector nacionalista y el resto de la sociedad catalana sino también
tramposo por pretender ser la expresión de la democracia más auténtica. Por eso
recuerda que la democracia no está únicamente en el acto de votar y que el voto
puede contener o restringir las libertades fundamentales como se nota
actualmente en Eslovenia donde el referéndum hizo imposible la aprobación del
matrimonio homosexual o como se notaría en todas las comunidades históricas que
pudieran optar por la independencia excluyente de forma unilateral.
Teme
especialmente que en nombre del derecho a la autodeterminación de las naciones,
esas comunidades hoy ligadas entre sí por principios cívicos se hagan
territorios soberanos en función de unos principios étnicos como el de la
lengua tal como lo pudo defender el alemán Fichte en 1808. Además tendría
consecuencias graves sobre el cuerpo ciudadano que desde la Constitución de
1978 se define en España como la convivencia libre y pacífica de ciudadanos
iguales en derechos y deberes mientras que los nacionalistas no creen en España
sino en una yuxtaposición de pueblos con culturas y lenguas diferentes,
parientes en la distancia.
Así
se oponen dos visiones de España en ese debate sobre el referéndum : los
que piensan como Juan Claudio Ramón que la España multinacional ha de seguir
cohesionando a conciudadanos y los que obran por la división en nombre del
respeto al particularismo.
Frase de transición
A Juan Claudio
de Ramón le sorprende la postura de Podemos que parece haberse convertido muy
recientemente al dogma nacionalista. Y la verdad es que en bastantes temas, lo
que llama la atención son las ambigüedades y las paradojas de las propuestas de
Podemos.
"Durante la campaña a las elecciones del 20-D, Pablo
Iglesias trató de alejar su discurso de aquella frase insurreccional lanzada un
año atrás en el congreso de Podemos: “el cielo no se toma por consenso, sino
por asalto”. Buscaba una nueva credibilidad socialdemócrata, dado que su
principal objetivo no era otro que rebasar al PSOE y convertirse en el
principal dirigente de la oposición. Tras comprobar que las urnas traían un
resultado bueno pero no el sorpasso apetecido, el líder de Podemos se
apresuró a mostrar su tacticismo más oportunista al establecer como
“imprescindible” la exigencia de un referéndum para Cataluña, sin duda
consciente de la imposibilidad de que el PSOE, en una negociación de
investidura, aceptara la idea simplista de una votación a todo o nada sobre la
independencia.
Se suponía que la prioridad de Podemos iban a ser las
cuestiones sociales. Lo que hemos descubierto en los pocos días transcurridos
desde las elecciones es que Iglesias ha necesitado una nueva maniobra para
matizar el impacto negativo de la prioridad dada al referéndum. Consiste en la
Ley 25, destinada a frenar los desahucios, prohibir los cortes de luz y agua
por falta de pago y poner fin a los copagos farmacéuticos. Se trata de hacerlo
teatralmente, presentándola en la Cámara el día mismo de su constitución, a
sabiendas de que para su hipotética aplicación lo primero que ha de ocurrir es
que la legislatura arranque después de formarse un Gobierno. Intenta así salvar
la cara ante los millones de electores que votaron a Podemos creyendo que este
tipo de temas iban a ser los realmente importantes.
El énfasis dado al anuncio de la iniciativa social no
ha sido bastante como para retirar la exigencia del referéndum. Los equilibrios
de Pablo Iglesias tropiezan con la realidad de que es prisionero de la compleja
composición de las marcas aliadas. Al menos los 12 diputados de En Comú Podem
mantienen la exigencia del referéndum: ayer mismo se encargó de recordarlo uno
de ellos, Xavier Domènech —muy próximo a Ada Colau—, que además pidió a los del
PSC que se sumen a su posición. No puede estar más clara la voluntad de
bloquear toda eventual negociación con el PSOE: tanto si los diputados
catalanes forman grupo propio como si no, una parte de la fuerza parlamentaria
de Podemos plantea una condición inasumible para los socialistas.
Los cálculos tacticistas dominan esta parte de la
llamada nueva política al menos tanto como la que criticaba anteriormente. La
actitud de Podemos impide cualquier Gobierno alternativo al del PP. Y si el
partido de Mariano Rajoy tampoco consigue apoyos, habrá que votar de nuevo.
Iglesias no parece dar mucha importancia a que la legislatura quede bloqueada,
sea preciso repetir las elecciones —con un Gobierno, el de Rajoy, en funciones
durante cinco meses— y el país a la espera de lo que pueda dar de sí otra larga
e incierta campaña electoral, de la que Pablo Iglesias espera beneficiarse
agudizando las contradicciones de su adversario."
Para saber más
-
Ficha
« 11-M y Podemos »
-
Ficha
« querella lingüística »
-
Ficha
« referéndum en España »
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