1-
¿Qué
nos enseñan las historias de Antonio Amigo y Braulia Cánova ?
Es una
historia desconocida la que se cuenta con los destinos parecidos de Antonio y
Braulia, ambas víctimas de la persecución nazi, y que descubren los familiares
tras casi ocho décadas de silencio por parte de los Estados.
Tanto Antonio
como Braulia conocieron en efecto las persecuciones nazis : el uno por
haber sido denunciado cuando estaba en el Suroeste de Francia, la otra por
haber sido detenida en 1943 por la Gestapo. Ambos formaron parte de los miles
de españoles que conocieron los campos de concentración en Alemania o en otros
países asolados por la Segunda Guerra Mundial. Ambos se vieron despojados de
sus escasos bienes : una pluma, un reloj de pulsera, un anillo, una maleta
con ropa…
Afortunadamente
los deportados españoles no desaparecieron por completo ya que una organización
alemana, el ITS (Servicio Internacional de Rastreo), se dedica a gestionar
miles de documentos y pertenencias, entre ellas las de 63 descendientes. La
labor del ITS no resulta fácil ya que los objetos confiscados fueron a
parar a otros lugares cuando los nazis
no los destruyeron y las identidades de las víctimas no correspondían a veces a
la realidad. Hoy quedan más de 3 000 objetos confiscados que devolver.
Lo que sigue
durmiendo en los archivos de la organización nacida ya en 1947 es toda la
trágica historia de los deportados españoles que quiso silenciar la dictadura
franquista y que no ha querido destapar el Estado español democrático. Sin los
historiadores, los periodistas y voluntarios, son miles de objetos que no
pudieran volver a casa.
2-
¿Usted
también piensa que las historias del pasado ayudan a preservar la tolerancia de
hoy ?
Los destinos
de Antonio y Braulia nos enseñan que las familias de víctimas se enfrentan con
el pasado sin recibir bastante ayuda por parte de los Estados. Eso se puede
explicar por posturas demasiado electoralistas por parte de los partidos
políticos que sólo piensan en sus reelecciones futuras en vez de pensar en las
generaciones futuras.
La Ley de
Memoria Histórica tiene doce años y sigue siendo una Ley polémica :
primero por no ser un texto consensuado y luego por ser una Ley timorata que
privatiza el derecho a la verdad y no ha conducido al reconomiciento del Estado
en las afrentas a los derechos humanos tanto en tiempos de la Guerra Civil como
bajo la dictadura franquista. Hoy, los familiares de víctimas que padecieron
persecuciones de toda clase siguen esperando reconocimiento estatal e
indemnizaciones. Aún más grave, por no ser el fruto de un consenso entre
partidos, la Ley puede ser el blanco de críticas de las derechas españolas que
quieren debilitarla en nombre de la paz social.
Si la sociedad
española ha evolucionado de forma vertiginosa en ciertas cuestiones sociales
como el reconocimiento de las minorías religiosas o sexuales, haciendo así
alarde de tolerancia máxima en el contexto europeo, es de notar que le cuesta
más encontrar un equilibrio cuando se menciona el pasado franquista o la
cuestión catalana. Cabe notar que los dos motivos de extremadas tensiones
conciernen actualemente el traslado de los restos mortales de Franco y la
condena de los políticos independentistas catalanes por parte de la Corte
Suprema. Según parece los españoles están caminando por el filo de la navaja y
eso antes de las cuartas elecciones generales en cuatro años, el 10 N.
Tanto en el
caso de los restos mortales como en el de la Independencia de Cataluña, lo que
necesita España es que la clase política recobre buen sentido y sentido común
porque la historia muy reciente de España ha mostrado cuáles pueden ser las
consecuencias de la intolerancia política.
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