"Lo que necesitamos es que América Latina lleve a cabo en el ámbito de la integración las mismas proezas que sus creadores han realizado en el dominio de la literatura, la plástica, la música y el cine." Comente Usted esa aserción del Nobel hispano-peruano Mario Vargas Llosa.
No
sorprende que un Premio Nobel de Literatura hispano-peruano salude la gran
riqueza de las artes latinoamericanas. Asombra aún menos que un ex candidato a
las elecciones peruanas y campeón de un liberalismo humanista abogue por una
integración latinoamericana más valiente e innovadora.
Más
valor es lo que necesitan las naciones latinomaericanas para alcanzar una
integración regional y transnacional más coherente y duradera. Tras esas
décadas de descubrimiento de los beneficios de la integración con más
estabilidad política, más convenios energéticos y proyectos de desarrollo, más
legitimidad en el escenario internacional, ya es hora para hacer un balance de
los diferentes mercados y ordenar las varias iniciativas que a veces compiten
entre sí : ¿Qué futuro para el Mercosur tras la suspensión de Venezuela y
el acercamiento de la Argentina de Macri a la Alianza del Pacífico ? ¿Qué
será de CAN tras la aparición de UNASUR y las tensiones recurrentes entre
naciones lideradas por mandatarios opuestos en el terreno de la ideología ?
¿Qué futuro para ALBA, respuesta en otros tiempos a ALCA, tras la crisis
política y económica en Venezuela y la salida próxima de Evo Morales y Rafael
Correa ? Esas diferentes preguntas no son retóricas sino que destacan la
realidad de una integración que hoy merece más invención e imaginación.
Imaginar
otro continente con menos proteccionismo, menos nacionalismo y menos populismo
es precisemente lo que piden unos intelectuales y artistas como el peruano
Mario Vargas Llosa, el chileno Jorge Edwards o poco antes de su muerte, el
colombiano Gabriel García Márquez convencidos de que lo que necesita la
integración es más convivencia, más proyectos comunes, más justicia social. Los
desafíos continentales los conocen perfectamentes las sociedades civiles :
la lucha contra la corrupción que crea un abismo entre los políticos y los
electores, contra los tráficos que desgarran el tejido social y alejan a los
turistas, contra las desigualdades que frenan la aparición de una clase media
capaz de encarnar un futuro prometedor, contra el populismo que sigue generando
tensiones fronterizas y despertando conflictos antiguos, contra las afrentas a
los derechos humanos, contra las violencias machistas, contra el calentamiento
global. Los últimos sondeos lo demuestran, lo que piden los latinoamericanos es
menos ideología y más integración. Eso supone la instalación definitiva de una
entidad subcontinental con parlamento supranacional y moneda única : la
concentración con la que soñaba Bolívar…
Novelista,
ensayista, periodista, Mario Vargas Llosa habrá marcado profundamente esas
décadas dementes en las que América Latina ha entrado en la mundialización. El
futuro está por delante y dependerá de muchos factores : la capacidad o
incapacidad de Trump a cumplir sus promesas de campaña, el devenir de las
economías china y rusa, la supervivencia de la Unión Europea tras el Brexit y las elecciones presidenciales francesas, las nuevas orientaciones de la
economía globalizada y el deseo de los hombres a vivir en paz en unas
sociedades conscientes de los desafíos medioambientales.
Mario Vargas Llosa, el Nobel
hispano-peruano recibido por Mauricio Macri, dijo que “lo que necesitamos es que América Latina lleve a
cabo en el ámbito de la integración las mismas proezas que sus creadores han
realizado en el dominio de la literatura, la plástica, la música y el cine”,
porque ¿en qué medida la integración latinoamericana carece de magia y no
es suficiente ni eficiente?
Claro que las proezas en el
dominio de la integración no se han llevado a cabo desde hace mucho tiempo, y que la
crisis de 2008 ha debilitado ciertos países de América Latina como Venezuela,
Chile o México, lo que explica por qué la integración está llegando a un
callejón sin salida. Por eso, el Mercosur vive una crisis política cuando vemos
que Brasil, aunque era el líder del subcontinente desde hacía muchos años, ha
perdido su liderazgo con la destitución de Dilma Rousseff ese verano, lo que
debilita los intercambios económicos.
Además, aunque el continente es muy rico energéticamente, carece de instituciones
supranacionales capaces de resolver esa cuestión energética. Es necesario que
la Olade realmente haga proezas sobre las energías renovables para que la
integración energética cobre sentido. Pues establecer los Estados Unidos de
América del Sur puede ser la solución, como lo soñó Simón Bolívar, para
intensificar una integración con acciones concretas.
Sin embargo, lo que es una proeza
es que los países de América Latina sean actualmente los únicos que quieran cada
vez más integración, cuando el viejo continente, con el choque del
Brexit, y los EEUU con el trumpismo, se ensimisman y amenazan la perennidad del
orden mundial. Así América Latina resiste, especialmente con la Alianza del
Pacifico que adquiere un papel diplomático y económico evidente.
Finalmente, la cultura podría servir de acicate para una integración tan mágica como prodigiosa.
Kahina (ECE2)
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