Mientras que en 1978 la Constitución reconocía a España como una
nación indivisible de 17 Autonomías, ahora el modelo territorial está en
crisis. Efectivamente, cada vez más desigualdades aparecen entre las
diferentes Comunidades de España y el deseo de independencia de ciertas
Autonomías es creciente. A pesar de todo un 35,7% de los españoles sigue
apoyando el modelo territorial: intentaré explicarlo.
Si parte de la población de Cataluña y el País Vasco reivindica su independencia, no es el caso de un 35,7% de los españoles que apoya el sistema de Autonomías. Cabe notar que ciertos españoles se sienten tan españoles como ciudadanos de su región y no quieren que se olvide una de esas identidades. Además, algunas Autonomías son más desfavorecidas que otras y les resulta útil quedar en España para no encontrarse solas frente a la globalización. El Estado de Autonomías permite también un reparto de las competencias entre el Estado nacional y los gobiernos autonómicos, que pueden decidir solos de la organización de la policía, del urbanismo o también de la cultura por ejemplo. El 35,7% de los españoles cree todavía en el modelo territorial porque es posible corregir sus defectos, reformando la Constitución y el reparto de competencias y con un diálogo verdadero entre la Moncloa y los diferentes gobiernos autonómicos.
Al fin y al cabo, a mí me parece que un 35,7% de los españoles sigue apoyando el modelo territorial porque cree que es posible superar sus defectos. Mejor una convivencia renovada que un divorcio definitivo.
Jeanne (ECE1)
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¡Escucha España! fue el grito de la Diada de 2012 que parte de los catalanes sigue gritando.
Pero se puede decir que corresponde también al proyecto de muchos españoles que
piden una reforma del modelo territorial. Sin embargo, se puede hacer la pregunta siguiente: ¿Cuáles son las razones por las que el modelo territorial actual lo apoya el 37,7% de los españoles?
Opino que, con la
coyuntura actual y lo que había ocurrido en España el año pasado, los españoles, o
parte de los españoles, tienen miedo. De hecho, hacer una reforma significa
hacer nuevas elecciones y quizás generar de nuevo una inestabilidad política.
Hacer una reforma de los artículos fundamentales de la Constitución puede ser
peligroso.
Además, algunos
pueden pensar que este modelo es perfecto, y que funciona. Ha sido el fruto de una
labor ardua, la de la Constitución de 1978. Esta gente considera la Carta Magna
como inscrita en el mármol. En este sentido, reformar es cuestionar todas las
capas de las instituciones y aceptar que existe un problema. Para parte de los
españoles y políticos, es todavía difícil aceptarlo.
Hay que poner en
perspectiva este porcentaje. El 35,7% no encarna la mayoría sino una minoría. O
sea que hay muchas personas a favor de una reforma para acabar con la cuestión
de las Autonomías o del reparto de las competencias… Por fin, la
cuestión del modelo territorial es central pero ¿qué futuro para el Estado de Autonomías con el actual jefe del gobierno
Mariano Rajoy que se impone como el hombre de la inactividad?
Marie-France G. (EC1)