Hola a todos, estudiantes de ayer, hoy y mañana...

Bienvenido/a en el blog dedicado a la enseñanza del castellano en clases preparatorias del Instituto Saint-Exupéry de Mantes-La-Jolie. Abre los ojos y lo encontrarás todo: programas de literatura y civilización, enlaces para artículos, vídeos o fotogalerías, consejos de lecturas, ideas para ver películas o escuchar música, proyectos culturales a gran escala, diarios y testimonios de estudiantes, sin olvidar unas correcciones...

Canciones del alma

[Estribillo:]
Guantanamera, guajira guantanamera
Guantanamera, guajira, guantanamera






 
Yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma
Yo soy un hombre sincero, de donde crece la palma
Y antes de morir yo quiero cantar mis versos del alma
 
[Estribillo]
 
Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero
Cultivo una rosa blanca, en julio como en enero
Para el amigo sincero, que me da su mano franca
 
[Estribillo] (2x)
 
Mi verso es de un verde claro, y de un carmín encendido
Mi verso es de un verde claro, y de un carmín encendido
Mi verso es un ciervo herido, que busca en el monte amparo
 
[Estribillo] (2x)

Guantanamera es el segundo himno de Cuba. La canción se inspira en palabras escritas por José Martí (1853-1895), la figura icónica de la Independencia cubana, el poeta y pensador que murió en la guerra contra los españoles. Existen varias versiones de esta canción que ha conocido un éxito mundial, ésta es la de la famosísima Celia Cruz.

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Y ¡ándale

Linda Ronstadt (Canciones de mi padre 1987, México)


Un homenaje de la cantante country a la cultura mexicana y a parte de sus antepasados.

Un ejemplo del llamado vals criollo.

Prestad atención en las voces y los gritos de la orquesta de mariachis.


Pensad en las líneas escritas por el poeta y filósofo Octacio Paz que publica en 1965 El Laberinto de la Soledad:

  1. "El solitario mexicano ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual. Y esta tendencia beneficia a nuestra imaginación tanto como a nuestra sensibilidad, siempre afinadas y despiertas. El arte de la fiesta, envilecido en casi todas partes, se conserva intacto entre nosotros. En pocos lugares del mundo se puede vivir un espectáculo parecido al de las grandes fiestas religiosas de México, con sus colores violentos, agrios y puros y sus danzas, ceremonias, fuegos de artificio, trajes insólitos y la inagotable cascada de sorpresas de los frutos, dulces y objetos que se venden esos días en plazas y mercados. Nuestro calendario está poblado de fiestas. Ciertos días, lo mismo en los lugarejos más apartados que en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata en honor de la Virgen de Guadalupe o del general Zaragoza. Cada año, el 15 de septiembre a las once de la noche, en todas las plazas de México celebramos la fiesta del Grito; y una multitud enardecida efectivamente grita por espacio de una hora, quizá para callar mejor el resto del año. Durante los días que preceden y suceden al 12 de diciembre, el tiempo suspende su carrera, hace un alto y en lugar de empujarnos hacia un mañana siempre inalcanzable y mentiroso, nos ofrece un presente redondo y perfecto, de danza y juerga, de comunión y comilona con los más antiguo y secreto de México. El tiempo deja de ser sucesión y vuelve a ser lo que fue, y es, originariamente: un presente en donde pasado y futuro al fin se reconcilian. Pero no bastan las fiestas que ofrecen a todo el país la Iglesia y la república. La vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un santo, al que se festeja con devoción y regularidad. Los barrios y los gremios tienen también sus fiestas anuales, sus ceremonias y sus ferias. Y, en fin, cada uno de nosotros —ateos, católicos o indiferentes— poseemos nuestro santo, al que cada año honramos. Son incalculables las fiestas que celebramos y los recursos y tiempo que gastamos en festejar. (...) Las fiestas son nuestro único lujo; ellas substituyen, acaso con ventaja, al teatro y a las vacaciones, el weekend y el cocktailparty de los sajones, a las recepciones de la burguesía y al café de los mediterráneos. En esas ceremonias —nacionales, locales, gremiales o familiares— el mexicano se abre al exterior. Todas ellas le dan ocasión de revelarse y dialogar con la divinidad, la patria, los amigos o los parientes. Durante esos días el silencioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos, descarga su pistola en el aire. Descarga su alma. Y su grito, como los cohetes que tanto nos gustan, sube hasta el cielo, estalla en una explosión verde, roja, azul y blanca y cae vertiginoso dejando una cauda de chispas doradas. Esa noche los amigos, que durante meses no pronunciaron más palabras que las prescritas por la indispensable cortesía, se emborrachan juntos, se hacen confidencias, lloran las mismas penas, se descubren hermanos y a veces, para probarse, se matan entre sí. La noche se puebla de canciones y aullidos. Los enamorados despiertan con orquestas a las muchachas. Hay diálogos y burlas de balcón a balcón, de acera a acera. Nadie habla en voz baja. Se arrojan los sombreros al aire. Las malas palabras y los chistes caen como cascadas de pesos fuertes. Brotan las guitarras. En ocasiones, es cierto, la alegría mal: hay riñas, injurias, balazos, cuchilladas. También eso forma parte de la fiesta. Porque el mexicano no se divierte: quiere sobrepasarse, saltar el muro de la soledad que el resto del año lo incomunica. Todos están poseídos por la violencia y el frenesí. Las almas estallan como los colores, las voces, los sentimientos, ¿Se olvidan de sí mismos, muestran su verdadero rostro? Nadie lo sabe. Lo importante es salir, abrirse paso, embriagarse de ruido, de gente, de color. México está de fiesta. Y esa fiesta, cruzada por relámpagos y delirios, es como el revés brillante de nuestro silencio y apatía, de nuestra reserva y hosquedad. (...)
  2.  Así pues, la fiesta no es solamente un exceso, un desperdicio ritual de los bienes penosamente acumulados durante el año; también es una revuelta, una súbita inmersión en lo informe, en la vida pura. A través de la fiesta la sociedad se libera de las normas que se ha impuesto. Se burla de sus dioses, de sus principios y de sus leyes: se niega a sí misma. La fiesta es una Revuelta, en el sentido literal de la palabra. En la confusión que engendra, la sociedad se disuelve, se ahoga, en tanto que organismo regido conforme a ciertas reglas y principios. Pero se ahoga en sí misma, en su caos o libertad original. Todo se comunica; se mezcla el bien con el mal, el día con la noche, lo santo con lo maldito. Todo cohabita, pierde forma, singularidad y vuelve al amasijo primordial. La fiesta es una operación cósmica: la experiencia del desorden, la reunión de los elementos y principios contrarios para provocar el renacimiento de la vida. "   Todos Santos, Día de Muertos





Y ¡ándale!
Linda Ronstadt (Canciones de mi padre 1987, México)

Qué dirán los de tu casa
cuando me miren tomando
pensarán que por tu causa
yo me vivo emborrachando
y ¡ándale!

Pero si vieras
cómo son lindas
estas borracheras
y ¡ándale! 


Pero hasta cuándo
dejan tus padres
de andarte cuidando
y ¡ándale! 


Cada vez que
vengo a verte siempre
me voy resbalando
es que tengo mala suerte
o es que me está
lloviznando
y ¡ándale! 


Pero si vieras
seco mi chaco
en mi higuera ladera
y ¡ándale! 


Pero si cuando
seco mi chaco
en mi higuera floreando
y ¡ándale! 


Me dices
que soy un necio
porque me ando
emborrachando
y a pesar
de tus desprecios
yo quiero seguir
tomando
y ¡ándale! 












La Tierra del Olvido
Carlos Vives (Colombia 1995)


Como la luna que alumbra
Por la noche los caminos
Como las hojas al viento
Como el sol espanta el frio
Como la tierra a la lluvia
Como el mar espera al rio
Así espero tu regreso
A la tierra del olvido
Como naufragan mis miedos
Si navego en tu mirada
Como alertas mis sentidos
Con tu voz enamorada
Con tu sonrisa de niña
Como me mueves el alma
Como me quitas el sueño
Como me robas la calma
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Como la luna alumbra
Por la noche los caminos
Como las hojas al viento
Como el sol espanta el frio
Como la tierra a la lluvia
Como el mar que espera al rio
Así espero tu regreso
A la tierra del olvido
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Tú tienes la llave de mi corazón
Yo te quiero
Más que mi vida porque sin tu amor
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero
Yo me muero








 Carlos Vives / Ivan Benavides
 La Tierra del Olvido © Sony/ATV Music Publishing LLC, Kobalt Music Publishing Ltd.








Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz,
de haber nacido en esta hermosa tierra del sol,
donde el indómito inca prefiriendo morir,
legó a su raza la gran herencia de su valor.

Ricas montañas......ricas montañas
hermosas tierras.....hermosas tierras
risueñas playas, ¡es mi Perú!,
fértiles tierras, cumbres nevadas,
ríos quebradas,¡es mi Perú!.

Así es mi raza noble y humilde por tradición,
pero es rebelde cuando coactan su libertad,
entonces poniendo alma, mente y corazón,
rompe cadenas cuando la muerte vea llegar.

Ricas montañas, hermosas tierras,
risueñas playas, ¡es mi Perú!
fértiles tierras, cumbres nevadas,
ríos quebradas,¡es mi Perú!.

Ricas montañas, hermosas tierras,
risueñas playas, ¡es mi Perú!
fértiles tierras, cumbres nevadas,
ríos quebradas,¡es mi Perú!.

Es mi Perú....!!!  


Manuel Raygada Ballesteros 1946 (vals criollo)




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