El Estado de Autonomías para todos apareció en la Constitución de 1978 y así está ligado con el espíritu de la Transición Democrática marcada por el consenso.
Sin embargo, hoy resulta necesario revisar las reglas del Estado Autonómico pues se ha alejado ese periodo añorado por muchos pero también porque la crisis del 2008 ha tenido consecuencias terribles.
Hasta 2005 las Comunidades Autónomas (CC AA) las valoraba la mayoría de los españoles y eso se puede explicar por el contexto de creación del Estado de Autonomías. En efecto, con la voluntad de reconciliación y de consenso tras el régimen de Franco, el texto de la Carta Magna se elabora con unas ambigüedades que en realidad corresponden al deseo de satisfacerles a todos. La Constitución de 1978 trata de descentralización pero de forma imprecisa y vaga. Lo cierto es que indica que el proyecto ha de ser el de todos los españoles y no únicamente el de los vascos o catalanes.
Pero Ignacio Lago, Profesor de Ciencia Política en Barcelona, nota un cambio de percepción del nuevo sistema a raíz de la crisis económica del 2008. Desde hace diez años se han reducido los recursos del Estado y todos tienen que pagar la descentralización que ya no parece tan seductora. Todos pagan las consecuencias de la crisis en las CC AA, tanto los que apoyan el modelo como los que lo rechazan. La crisis explica así el desapego creciente de los españoles respecto al Estado de Autonomías y no únicamente en Cataluña.
Así la crisis que está conociendo la organización territorial en España me invita a evocar las soluciones que pudiera aportar un Estado federal.
"Tornarem a sofrir, tornarem a lluitar i tornarem a vèncer". Lluís Companys, figura clave del catalanismo pudo tener razón ya que según parece la crisis catalana no es solo pasajera. Por eso se debe buscar una solución duradera pero ¿cuál puede ser?
Lo cierto es que se necesita una reforma para calmar los ánimos y evitar "otro once de septiembre". Las actitudes pesismistas y clientelistas de Jordi Pujol y Carles Puigdemont no son soluciones como no lo fueron en otros tiempos el radicalismo vasco que iba del Lehendakari Ibarretexe a la organización separatista ETA. Le reforma ha de ser de tipo federal para asegurar la cohesión social y corregir el sistema autonómico.
Luego, si algo más de dos millones de catalanes quieren independencia es para acceder al derecho a decidir en cuestiones claves. Así si se revisan las competencias de los gobiernos autonómicos y se efectúa un traspaso de competencias sobre la nacionalidad o la inmigración por ejemplo, eso puede ser un objeto de consenso y una razón para quedar en la federación.
Además corregir la Carta Magna que parece demasiado imprecisa es indispensable para salvar el Estado de Autonomías y zanjar la crisis tanto más cuanto que nunca se ha considerado la organización territorial como algo fijado para siempre sino como un proyecto que mejorar y adaptar en función de las reivindicaciones.
Es con más diálogo entre la Moncloa y la Generalitat pero también con más proyectos comunes entre los diferentes Presidentes de las CC AA como se podrá solucionar la crisis.
Diado S. (ECE1)